MARIE AUDRAN: ¿De qué manera le ha inspirado la visión de Christian Dior? MAURO COLAGRECO: Lo primero que me sedujo fue la pasión que comparto con él por los jardines, que ambos contemplamos como lugares de renovación e inspiración. Ese profundo vínculo me ha llevado a indagar en la historia de la Maison y la visión de Monsieur Dior. Me he sentido muy identificado con su curiosidad por las conexiones e interacciones que marcan nuestro universo. Christian Dior no dudaba en conceder, siempre, un hueco al misterio; para mí eso es digno de admiración. M.C.: La creatividad, la superación personal, la exaltación de la naturaleza, el compartir. Me habría encantado conocerlo; estoy convencido de que habríamos pasado horas conversando en un jardín. Estoy encantado de rendirle homenaje con nuestros postres y nuestros cócteles, de unir nuestros universos: la Alta Costura y la alta cocina, tan íntimamente ligados. M.C.: El respeto por los ciclos de la naturaleza es la base misma de mi cocina. Es la filosofía que define mi trabajo, y desde ahí se ha establecido un diálogo único entre los códigos emblemáticos de Dior y nuestras cinco hectáreas de huertos de permacultura y biodinámica. En biodinámica consideramos que el cosmos influye en los seres vivos, y que la Luna y los planetas tienen un impacto en el crecimiento de las plantas. Así que se puede figurar cuánto me alegré al descubrir que Monsieur Dior también creía en una forma de influencia cósmica. Cada creación tiene su propia identidad y encarna un milagro de la naturaleza, ya sea la abeja, la rosa o el tagete, una flor que está muy presente en la cultura tailandesa. También he querido destacar la belleza de ese país, al que tengo mucho cariño. Uno de nuestros pasteles adopta la forma de esa flor de colores tan intensos; le hemos añadido sabor de mango, de maracuyá y de pistacho. ¡Es una delicia! |
Tres estrellas, una constelación de sueños y una ilimitada capacidad inventiva |
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