El tiempo acompañó al público que se agolpaba el pasado mes de abril ante el Palazzo Citterio, un palacio milanés del siglo XVIII escondido en plena efervescencia de la via Brera, arteria principal del Salone del Mobile. En este encuentro siempre inspirador, Dior presentó en exclusiva las nuevas creaciones de Philippe Starck para la Maison, entre ellas Monsieur Dior, un sillón irresistible que regresa al icónico medallón y se inscribe en la continuidad de la silla Miss Dior, creada por el famoso diseñador francés para el Salone de 2022. Como si de un carrusel poético se tratara, la escenografía creada por con el colectivo Soundwalk1 era un tiovivo lleno de encanto que ponía de relieve la esencia de las curvas del emblemático medallón, un juego de levitación que giraba acompasado por temas y vídeos especialmente compuestos para esta instalación ingrávida. Con esa atractiva puesta en escena se acompañaba el descubrimiento de una familia de muebles de lujo con el sello Dior by Starck2. Philippe Starck ha explicado a Dior Magazine cómo ha usado la carta blanca entregada por la Maison para la creación de estos muebles. |
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«Miss Dior y Monsieur Dior, Catherine y Christian, hermana y hermano, silla y sillón, liviandad aliada con gravedad: es la historia de dos seres humanos y su sublime dualidad complementaria».
MA: ¿Qué evoca para usted la figura de Monsieur Dior? PS : En Christian Dior encontramos el equilibrio perfecto entre masculinidad y feminidad, un equilibrio sutil y coherente. Para mí, ese es el secreto de la longevidad de su obra y de la importancia que reviste. Cuando se está en el sitio correcto y se actúa cómo se es, el resultado es coherente y duradero. Por eso he querido hacer un sillón muy tecnológico, pero a la vez indiscutiblemente elegante. Me he vuelto a inspirar en la gracilidad, en la pose, en la caída de Alta Costura. La caída es en Alta Costura una de las cosas más importantes; se dice «tiene buena caída», y esa noción me inspira constantemente. PS: Dior me ha dado carta blanca, sin restricciones, algo rarísimo hoy en día. El resultado es un producto totalmente Dior, pero también muy personal. La evocación de una silueta ancestral vinculada al patrimonio de la Maison no supone un freno para la independencia creativa; he trabajado con la mayor libertad. En mi opinión, cuando se quiere crear un objeto que nos haga felices, lo esencial es que cada una de las personas que intervienen en el proceso, del artesano al vendedor, sean también felices. La elegancia vital, esa inteligencia para relacionarse, es indispensable. Y eso es lo que ha ocurrido desde el principio de mi colaboración con Dior. |