En 1972 la Maison publicó La Cuisine cousu-main, una preciosa selección de textos que nos desvela los platos favoritos de Christian Dior. El encargado de escribir el prefacio fue Raymond Thuilier, quien recordaba que Monsieur Dior comparaba a menudo la cocina con las exigencias de su pasión: «Los ingredientes de la cocina son tan nobles como los de la costura (…). Experimento las mismas sensaciones; si consideramos que la cocina es obra de la inteligencia, las manos son sus fieles ejecutoras».
Esa alegría de vivir inherente al legado de Dior se ha reflejado, con el paso del tiempo, en la creación de artículos que elevan el placer de ser anfitrión al rango de arte. En 1947 la tienda Colifichets, abierta en la entrada del número 30 de la Avenue Montaigne, en la planta baja, ofrecía gran cantidad de artículos a la clientela: marcos, mecheros, polveras, espejos, estuches para naipes, abrecartas...
Ante el éxito de aquellas piezas, que permitían a todo el mundo regalar o regalarse un trocito del estilo Dior, el modista inauguró en 1955 un espacio dedicado a objetos decorativos para el hogar. Confió su gestión a Jean-Pierre Frère, encargado de diseñar las primeras colecciones de artículos de Dior para vestir la mesa.
Esa oferta inicial no ha dejado de crecer y, a lo largo de los años, se ha convertido en un departamento con entidad propia que alberga líneas de regalos, porcelana, orfebrería, cristalería y ropa de hogar, a cargo de Doris Brynner desde 1997. Con su refinado gusto, imprimió una energía creativa y amplió los horizontes del estilo de vida de Dior fundando Dior Maison, inicialmente llamado Dior Home, que se presentó con un espacio destacado en la tienda Dior de Londres en 2016. Un año después, Cordelia de Castellane se convirtió en la Directora Artística de este universo único en su género. |
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