| Se diría que baila. Sus tentáculos multicolores se despliegan por todo el escenario, y no se acierta a discernir si es una flor gigante, un animal fabuloso o una criatura mitológica, claramente poderosa y, sin embargo, amable. Esta obra fantástica, que parece estar a punto de cobrar vida en cualquier momento alentada por la fuerza de su espíritu, se llama Valkyrie Miss Dior, mide 24 metros de largo, 7 metros de alto y pesa más de una tonelada. La piel de esta criatura extraordinaria está compuesta por un complejo entramado con alrededor de veinte tejidos entre los que se incluyen piezas de punto y de ganchillo. «Desarrollé esta instalación no solo para integrar los tejidos, sino también para llenar el espacio e interactuar con las modelos y el público –explica Joana Vasconcelos–. Esa interacción da sentido a todo el proyecto explorando la relación a tres bandas entre la escultura monumental, el cuerpo humano y prendas de vestir que tienen personalidad, un poco como si fuera una danza escultórica. Así se genera una conexión entre dos mundos, las artes visuales y la moda, y se inscribe en una nueva dimensión en este caso personificada por la Valkyrie Miss Dior». |