ELOGIO DE
LOS SUEÑOS:
Yuriko Takagi

YURIKO TAKAGI, ICONO DE LA FOTOGRAFÍA JAPONESA, HA INMORTALIZADO LAS CREACIONES DE ALTA COSTURA DE DIOR A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS MOSTRANDO TEJIDOS Y VESTIDOS QUE, ANTE LA MAGIA DE SU OBJETIVO, SE CONVIERTEN EN UNA INVITACIÓN A SOÑAR. EN UNA OBRA INÉDITA SE RINDE HOMENAJE A LA INAGOTABLE CREATIVIDAD DE LA MAISON. POR MARIE ÉPINEUIL.

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© YURIKO TAKAGI

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© YURIKO TAKAGI

Si fuera una flor, sin lugar a dudas sería un lirio blanco. Tiene su mismo aire grácil y puro, como una línea que corre desde el tallo hasta la corola para abrirse en una larga trenza de blanco nacarado. Christian Dior habría podido dibujarla con un solo trazo elevado hacia el cielo, en pos de la luz que surge de las sombras.

La japonesa Yuriko Takagi es una leyenda de la fotografía reconocida en todo el mundo. Nacida en Tokio en 1951, estudió diseño gráfico en la Facultad de Arte de Musashino y completó su formación de diseño de moda en el Politécnico de Trent, en Inglaterra. Tras una primera etapa de ocho años como diseñadora independiente en Europa, sus viajes la fueron llevando hacia la fotografía. En un principio se interesó por los paisajes, que fotografiaba por mero placer, pero poco a poco se fue interesando por hombres y mujeres vestidos con sus trajes típicos.

En Marruecos se produjo el punto de inflexión. Desde entonces, la cámara nunca la ha abandonado. La particularidad de Yuriko Takagi, lo que se podría denominar su lenguaje visual, está caracterizado por su capacidad de captar lo que Christian Dior llamaba «el movimiento de la vida»1. La artista aporta a sus imágenes una dimensión difuminada que dota de existencia a las prendas. «Es como magia (…). La luz no es inmóvil. Al contrario, se desplaza ligeramente (…). Cada segundo cuenta a la hora de captar la trayectoria del movimiento», explica en el catálogo de la exposición Christian Dior: Designer of Dreams de Tokio.

1 Conferencias escritas por Christian Dior para la Sorbona, 1955.
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© YURIKO TAKAGI

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© YURIKO TAKAGI

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© YURIKO TAKAGI

El libro Dior by Yuriko Takagi2 muestra ese pulso, ese corazón palpitante del tejido que realza el cuerpo. A través del tiempo se hace tangible la alquimia particular, el ADN de la Maison Dior. Los modelos del modista-fundador y de sus sucesores coreografían un baile grácil que refleja el anhelo de Christian Dior: «Misteriosa e inesperada, gracias a su dosis de novedad la moda es uno de los últimos refugios de lo maravilloso»1.

Yuriko Takagi, que ha expuesto sus obras en todo el mundo, también estuvo en la retrospectiva Christian Dior: Designer of Dreams presentada en el museo de Arte Contemporáneo de Tokio entre 2022 y 2023. En este nuevo libro, la fotógrafa prosigue su diálogo con la Maison yendo al encuentro del 30 Montaigne, dirección emblemática de Dior. «Su mirada capta fragmentos del edificio que allí se eleva desde hace mucho tiempo, como si fueran recuerdos que de pronto cobran forma», escribe su amiga, la Directora Creativa japonesa Kazuko Koike en el prefacio del libro.

Ante el objetivo de Yuriko Takagi se animan las glasillas o toiles, livianos esbozos de vestido, en un ballet en el que los complementos adquieren un papel relevante. Frente a la profundidad de sus series en blanco y negro, de gran magnetismo, aparecen otras fotos en las que la vibración del rojo impone su estremecimiento regio y acogedor.

Artista por los cuatro costados, Yuriko Takagi integra también en su arte la pintura y el dibujo. Todos los modelos que se han fotografiado proceden de los archivos Dior Héritage. De la glasilla del traje sastre Bar, emblema distintivo del New Look ideado para la colección de Alta Costura primavera-verano 1947, a la de la falda plisada Claude, diseñada por Maria Grazia Chiuri para la Alta Costura otoño-invierno 2020-2021 pasando por la chaqueta creada por John Galliano para la Alta Costura primavera-verano 2009, las creaciones de Dior parecen trascender el tiempo y elevarse entre la coreografía de los modelos.

Como un sutil vínculo entre los sucesivos Directores Artísticos, las flores brotan en este sueño imaginado por la fotógrafa; a Yuriko Takagi le apasionan tanto como a Christian Dior, quien en sus memorias afirmó: «Tras las mujeres, las flores son las creaciones más divinas3».

2 Dior par Yuriko Takagi, Rizzoli, publicado el 3 de septiembre de 2025.

3 Christian Dior et moi, Christian Dior, Librairie Vuibert.

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© YURIKO TAKAGI

A Yuriko Takagi también le atraen las flores. Una de sus exposiciones, en 2014, llevaba por nombre Sei y era una zambullida en la estética carnal y sensual de los capullos de flor. Cada uno de ellos evocaba un kanji, un carácter de escritura japonesa con 28 significados capaces de recorrer no solo todas las etapas de una vida, sino también el universo al completo. Ese enfoque filosófico está también presente en las imágenes del libro Dior by Yuriko Takagi.

Al igual que Christian Dior que, desde Granville hasta Montauroux encontraba en la naturaleza una fuente inagotable de inspiración, Yuriko Takagi terminó yéndose de Tokio para instalarse en las montañas de Karuizawa. Abierta a la vegetación, su casa es al tiempo vivienda y estudio. Allí, las paredes y el suelo no están pintados de blanco, sino de negro, pero un negro muy particular, un color que en japonés recibe el nombre de sumikuro y tiene la virtud de resaltar texturas, materiales, contrastes y emociones. También provoca la aparición de una suerte de mundo paralelo que abre opciones de evasión infinitas.

Pasado y presente se mezclan a lo largo de las páginas y la belleza impregna glasillas y vestidos, como una celebración intensamente poética de la visión de Christian Dior, ese maestro de los sueños.

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