CON OCASIÓN DE LA NUEVA EXPOSICIÓN DIOR. JARDINS ENCHANTEURS, «DIOR. JARDINES ENCANTADORES», ORGANIZADA ESTA PRIMAVERA EN EL MUSEO CHRISTIAN DIOR DE GRANVILLE, LA MAISON PRESENTA UN LIBRO QUE REFLEJA UNA PASIÓN INCONDICIONAL POR LA NATURALEZA CULTIVADA TANTO POR MONSIEUR DIOR COMO POR SUS SUCESORES. UN JARDÍN REPLETO DE FUENTES DE INSPIRACIÓN. POR TANCRÈDE BONORA.
«La colección de invierno se concibe en la época de las lilas y las cerezas, y la de verano cuando caen las hojas o los primeros copos de nieve», explica en sus memorias Christian Dior en una declaración de amor hacia las flores y el ciclo de las estaciones, en los que tan a menudo se inspiró para diseñar sus colecciones. No en vano pasó su infancia en Normandía, en la villa Les Rhumbs, en Granville, rodeado por una exuberancia de lirios y rosas. En aquel lugar iniciático germinó el alma de un jardinero que más adelante, convertido en modista y perfumista, hizo eclosionar las indispensables líneas Muguet y Tulipe, «Muguete» y «Tulipán». También gestó los vestidos de tarde Vilmorin y Andrieux, referencia a los catálogos de herboristería que ojeaba en su niñez, en los que iba desgranando el nombre de todas las variedades de flores, sus futuras musas. |