Este frasco emblemático, sinónimo de excelencia, se reinterpreta ahora en una versión excepcional, irresistiblemente moderna y exclusiva como nunca gracias a una propuesta de personalización totalmente a medida. Minuciosamente fabricado, moldeado y cincelado a mano en una de las cristalerías más renombradas de Francia, se adorna con un proceso de hilado de oro de 22 quilates. Como ya sucedía antes, se corona con un tapón de esmeril, una superficie ligeramente opaca y texturizada para ayudar a captar mejor las notas del perfume y esparcirlo en el cuello, la nuca o las muñecas. Delicadamente disimulada al pie del frasco, una rosa de los vientos revisitada, código eterno de Dior, completa la singularidad distintiva de este objeto de deseo y de coleccionista.
Para las y los amantes de las estelas refinadas, todo empieza por una ardua decisión: ¿cuál de las cincuenta fragancias disponibles escoger? ¡Entre ellas figuran las más indispensables de la Maison, así como las de La Collection Privée Christian Dior! Una vez hecha la elección y recogida la esencia en el ánfora de 150 ml llega el momento de la personalización propiamente dicha. ¿Qué cordón anudar al cuello? Un total de ocho colores y materiales hacen que la elección resulte difícil… Se suman los charms, esos amuletos de la suerte que siempre acompañaban a Christian Dior, como el trébol y la estrella, o la abeja y el sello simbólico «CD». Una cinta de seda rosa o azul, estampada con los motivos históricos pata de gallo o Dior Oblique, llega como una maravillosa sorpresa para realzar al gusto el conjunto con un toque definitivo de elegancia.
Para terminar, llega el momento del grabado: iniciales, fechas, nombre de la persona amada… todo es factible, todo es válido para poner el toque final que corona un perfume único en el mundo. El suyo. |
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