La esencia
de los sentidos

Es un objeto de líneas puras y arquitectónicas que combina armónicamente cristal y metal en una fusión minimalista. Con su diseño vanguardista digno de una escultura moderna, el difusor de perfume Bouquet Privé nace del espléndido diálogo establecido entre Dior y atelier oï, un estudio suizo de diseño de fama internacional, y se afirma como una revolución en el arte de este tipo de objetos.

Atelier oï es un espacio de producciones multidisciplinares, un lugar donde la «po-ética» marca una forma de ingenio cuyo objetivo es acercar al ser humano los elementos de la naturaleza… y sus aromas. Ese universo fascinaba a Christian Dior quien, desde su niñez en la villa Les Rhumbs, en Granville, adoraba las flores, muy especialmente las rosas silvestres de los acantilados normandos que su madre cultivaba en el jardín familiar. Tales fueron los comienzos del relato que ha inspirado a los cofundadores de atelier oï. «La inspiración para crear Bouquet Privé surgió de dos de los códigos de Dior: las flores y el cannage», explican desde el taller. De hecho, un espectacular círculo metálico de cannage, motivo icónico de Dior, se funde en una ligera base de vidrio de color blanco mate; el estilizado conjunto simboliza la audacia creativa y el respeto por el patrimonio. Se necesitaron horas y horas de elaboración para alcanzar esa quintaesencia en el diseño, así como para permitir el uso de recargas, pues el ecodiseño y la sostenibilidad eran premisas irrenunciables.

En lo referente al cuarteto olfativo, los perfumes impregnan unas delicadas varillas de ratán que difunden sus delicados aromas para ambientar atmósferas singulares y complementarias*. Jardin d’Orangers aúna la calidez del neroli con las notas, más frescas, de los cítricos; Oud Suprême traslada la nobleza de la madera de oud con sus matices ahumados; Thé Osmanthus realza esa flor, el osmanto, con su toque de jazmín, para combinarla con el delicioso albaricoque; finalmente, Eden-Roc refleja el maravilloso sol de la Riviera francesa con sus olores de pino y la belleza del Mediterráneo.

Ya lo decía Christian Dior: «Por eso me hice perfumista, para que bastara con abrir un frasco para hacer surgir todos mis vestidos». Vemos en ello una reminiscencia poderosa, una forma ultracontemporánea de conceder tanta importancia al ambiente de nuestro hogar como al perfume que nos ponemos.