«Ese genio despreocupado, tan propio de nuestro tiempo, cuyo mágico nombre incluye las palabras Dios y oro», dijo Jean Cocteau. El oro, or en francés, está inscrito en el nombre de la marca y es parte intrínseca de Dior. Es un símbolo precioso, iridiscente, maravillosamente reinterpretado por el modista y sus sucesores. En una cautivadora retrospectiva organizada en el Guardian Art Center de Pekín, el oro se mostró en todas sus formas, expresiones y manifestaciones.

En una invitación para explicar este importante código, el recorrido empezaba con un extraordinario gabinete de curiosidades que suponía una inmersión en la efervescencia imaginativa de la Maison. Sala tras sala se iban desgranando temas y emblemas que caracterizan y conforman la historia de la Maison. Las flores, el reino vegetal, el New Look y el savoir-faire del taller relataban, en un marco incomparable, una historia de inventiva que se remonta a hace más de 75 años.

Como encarnación del siempre renovado diálogo entre la moda y el perfume, la fragancia J’adore expande la pluralidad de sus facetas: la complejidad sutil de la fragancia, los matices resplandecientes e hipnóticos, la voluptuosidad del diseño del frasco o el aura triunfante de sus musas, que desde 1999 lucen extraordinarios vestidos dorados de Alta Costura. Este perfume, icono eterno, se renueva constantemente. El Director Creativo de Perfumes para Parfums Christian Dior, Francis Kurkdjian, es partícipe de esa renovación, aportando un nuevo punto de vista. Así ha surgido L’Or de J’adore, un perfume magnético presentado en una campaña excepcional, protagonizada y sublimada exquisitamente por la cantante Rihanna.

La escapada en el tiempo que suponía la exposición, en una celebración que perpetúa con brío la evidente afinidad entre Dior y el mundo de la creación, prosiguió con una serie de obras que servían de guía para los visitantes. En el trayecto se iban descubriendo composiciones de artistas de todo el mundo, como los retratos escanográficos de Katerina Jebb, un fresco digital multisensorial de Refik Anadol, las esculturas de Jean-Michel Othoniel y Johan Creten, una instalación inmersiva de Élise Morin especialmente diseñada para este acontecimiento, y obras de Lin Tianmiao y Liu Jianhua, presentadas en espacios especialmente concebidos al efecto.

El oro, símbolo de excelencia, realza variantes singulares del bolso Lady Dior, obra de numerosos artistas internacionales a través de las ediciones de Lady Dior As Seen By y de Dior Lady Art. Algunos modelos, concebidos para la novena edición de este maravilloso proyecto, estaban expuestos.

En 2024 se conmemoran 60 años de relaciones diplomáticas entre Francia y China y, como reflejo de los lazos inquebrantables forjados entre Dior y ese fascinante país, se exhibió una selección de piezas únicas firmadas por varios artistas del país asiático: Bao Yang y Liu Wa, Chen Ke, Han Duyi, Liu Fujie, Wang Yuyang, Zhang Ding y Zheng Guogu, junto con obras de Ai Jing, Hong Hao, Ma Qiusha y Shen Wei. Todo ello constituyó un emocionante homenaje a la magnificencia del oro, siempre a través del prisma de Dior.