NACE UN NUEVO
OBJETO DE DESEO

Los estilos del desfile Dior de prêt-à-porter primavera-verano 2025 diseñados por Maria Grazia Chiuri, guiados por la figura mitológica de las amazonas, imponen una actitud. Tras el paso de SAGG Napoli, cuya fuerza silenciosa quedaba magnificada por su vestimenta y sus gestos de arquera, las modelos también hicieron gala de una actitud fuerte, libre y valiente, portadoras de un exclusivo complemento que recuerda al carcaj: el bolso D-Journey, que llevaban cerca del corazón. Elegante y práctico, este bolso se distingue por sus líneas redondeadas. Para lograr esa fluidez es preciso usar técnicas de marroquinería innovadoras y de gran precisión.

Todo comienza con un boceto a lápiz, cuyos trazos seguros y sutiles esbozan con precisión la flexibilidad del objeto. En esa imagen estática ya se puede intuir su caída, sus múltiples formas de llevarlo y su irreverencia. Llega después el momento de elegir el material, que dotará al bolso de su singular porte. Está disponible en tamaño pequeño, mediano o grande, y puede estar confeccionado enteramente en piel, realzado con la rejilla arquitectónica del cannage o en versiones de cuero liso, arrugado o graneado, mate o brillante. Posee un tacto único y una suavidad inigualable. Además, el D-Journey cuenta con un par de variantes de tela: la primera, atemporal, se realza con el emblemático jacquard Dior Oblique; la segunda, adornada con Dior Graphic, presenta una marca distintiva dibujada con letras blancas e inspirada en los archivos de la Maison. En esta última, el logotipo «Dior» se alarga al máximo, hasta formar unas bonitas rayas. Al situar el motivo en este experimento gráfico, hay que poner la mayor atención para que las líneas casen armónicamente con las curvas del bolso. Esta ósmosis, que también demuestra una cultura visual absolutamente contemporánea, da paso a la tercera etapa: patronaje y montaje.

La fabricación de un bolso blando difiere considerablemente de la de un bolso rígido, que requiere un molde a medida. El esmero en la confección del D-Journey tiene paralelismos con la confección de una prenda de vestir, donde cada gesto sigue las instrucciones de un patrón preciso. Los artesanos que dan vida a esta creación Dior, fruto del savoir-faire de excelencia del estudio y del taller, respetan una rigurosa coreografía. Cada parte se ensambla con destreza exquisita, las juntas se cosen y se va dando forma al material con una sucesión de gestos minuciosos. Su ligereza se debe a la ausencia de refuerzos y al uso de materiales maleables. La combinación de ambos factores obliga a trabajar con enorme destreza para garantizar costuras invisibles; la labor es comparable a la de una modista haciendo un vestido. Cada detalle se ha ideado con ingenio y se convierte en un elemento estructural y funcional. La disposición del forro es una etapa especialmente compleja, pues tiene que acoplarse sin añadir rigidez al conjunto.

El D-Journey cuenta con un amplio espacio central y compartimentos con cremallera para dar cabida a todos y cada uno de los elementos básicos de la vida diaria. Es un complemento que se lleva cerca del cuerpo, ya sea cruzado o al hombro. Para completar este objeto de deseo y dotarlo de mayor refinamiento, en un canto al arte de la belleza que tanto apreciaba el modista fundador, se han aplicado unos delicados acabados dorados. La bandolera se adorna con las iniciales «CD» en un precioso detalle de orfebrería que se abre y cierra cómodamente para adaptarse con un nuevo gesto al estilo cruzado del bolso. Como detalle final, el sello «Christian Dior Paris» se ha aplicado a mano con una herramienta multifunción. Este nuevo sello presenta letras armónicas y distinguidas, y requiere un meticuloso proceso de pulido para que brille y la luz se refleje de forma óptima. Es un modelo de excepción.