Gabriella Crespi in 1970 among her Kaleidoscopes_Ph. Archivio Gabriella Crespi by Oliviero Toscani

ARCHIVIO GABRIELLA CRESPI © OLIVIERO TOSCANI

LAS ALAS DEL DISEÑO GABRIELLA CRESPI

Gabriella Crespi fue para Marc Bohan mucho más que una fuente de inspiración; dejó su impronta en los años sesenta y setenta. Hoy Maria-Grazia Chiuri le rinde un sentido homenaje. Por Françoise-Marie Santucci.

La italiana Gabriella Crespi, nacida en 1922 en el seno de una familia acomodada, conservó desde su etapa como estudiante en el Politécnico de Milán una pasión incombustible por los dos pioneros de la arquitectura moderna: Le Corbusier y Frank Lloyd Wright. El gusto por las formas estuvo presente desde sus comienzos. La belleza, la pujanza. Mujer de gran carisma, solo siguió una escuela: la suya propia.

En sus obras se observa una fusión singular entre lujo y barroco, clasicismo y sensualidad sofisticada. Se estableció en Roma, y los pequeños objetos que ella misma fabricaba de manera artesanal llamaron enseguida la atención de su grupo de amigos, entre los que se contaban Hubert de Givenchy, Audrey Hepburn o Gunter Sachs. Solía recibirles en su vivienda, un precioso apartamento escondido en un palacio centenario de la Ciudad Eterna.

Marc Bohan, Director Artístico de Dior, oyó hablar de su audacia a principios de los años sesenta, y decidió incorporarla en su proceso creativo. La extraordinaria diseñadora milanesa se convirtió para él en una gran fuente de inspiración.

Maria Grazia Chiuri, que en todos sus desfiles quiere destacar a las mujeres artistas, tanto de ayer como de hoy, ha rendido homenaje a esta pionera del estilo «bohemio chic» en su última colección Dior de prêt-à-porter otoño-invierno 2024-2025. Para la Directora Creativa, Gabriella Crespi encarna a la perfección a las mujeres independientes que logran imponerse en un mundo tradicionalmente dominado por hombres.

D : Culture - Portrait - Gabriella Crepsi
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©Melinda Triana

Además, este magnífico icono milanés es una de las representantes más destacadas de aquel momento de transición, la década de los sesenta, cuando la moda se democratizó e inició su mutación hacia el prêt-à-porter. La línea Miss Dior, que Marc Bohan acababa de lanzar, tuvo mucho que ver con aquella transición, pues a partir de entonces el objetivo fue vestir a «todas las mujeres», tal y como ambicionaba, precursor, Christian Dior.

En los efervescentes años setenta, Gabriella Crespi se convirtió en uno de los principales exponentes de un nuevo posicionamiento que fusionaba moda, música, diseño, arte e interés por lugares lejanos. Sus objetos, en el punto de encuentro entre el arte y el diseño, no estaban destinados a producirse en cantidades industriales. En cuanto a sus creaciones personales, como la lámpara Kaléidoscope o la mesa baja Plurimi, son buena muestra de un ingenio que se nutrió de todas las disciplinas; una mezcla, por entonces poco corriente, de los códigos del clasicismo, el exotismo y la vanguardia.

A finales de los años ochenta, fiel a su maravillosa libertad, Gabriella Crespi lo dejó todo y se fue a la India, donde vivió casi veinte años antes de regresar a Italia. Murió en su ciudad natal en 2017, alcanzando casi el centenario, permaneció siempre fiel a uno de sus mantras: «Mi inspiración es el universo».

Gabriella Crespi in 1970 among her Kaleidoscopes_Ph. Archivio Gabriella Crespi by Oliviero Toscani