| Era la flor preferida de Christian Dior, una rosa silvestre que brota en los flancos del acantilado situado junto la villa Les Rhumbs, en Granville. El clima allí es duro, con frío, viento y lluvia. A pesar de tan difíciles condiciones, la rosa exhibía tanta belleza y orgullo de existir ante la mirada del joven Christian que años más tarde, ya convertido en modista, la transformó en uno de los emblemas de su Maison. Hace ya más de veinte años que la investigación Dior también la ha hecho suya. Con esa fitoquímica única, ¿no tendrá esa rosa propiedades regenerativas insospechadas? La búsqueda de la excelencia, fusión prodigiosa de investigación y conocimientos, se encuentra en Dior Prestige Le Nectar Intégral, el nuevo tesoro de Dior Prestige para preservar la estructura de la piel.
Año tras año, a través de siete cruces que han magnificado su extraordinaria capacidad rejuvenecedora, la Maison ha ido descodificando los misterios de la rosa de Granville. El resultado es un complejo patentado, el Rosapeptide, que destaca por aunar los activos regeneradores y fortalecedores de la rosa para otorgar su fabulosa fuerza a los tratamientos de belleza Dior Prestige. En 2025, la investigación Dior lleva aún más lejos sus experimentos para desvelar otro de los secretos de la rosa de Granville: una mezcla entre materias acuosas, oleosas y lo que en Dior se ha denominado sustanciales. Un «encuentro en la tercera fase» crucial, dado que precisamente ese equilibrio ofrece a la rosa su extraordinaria resiliencia. El desarrollo de esta última queda garantizado por la presencia del elemento sustancial, una forma líquida híbrida –ni agua, ni aceite– indispensable para transportar las moléculas. |