DE PARÍS
A NUEVA YORK

CIUDAD EFERVESCENTE Y DE ABUNDANCIA, NUEVA YORK SIEMPRE ATRAJO ENORMEMENTE A CHRISTIAN DIOR. CON OCASIÓN DEL DESFILE DE OTOÑO DE DIOR 2024, QUE SE PRODUJO EN LA ESCALA DE ENSUEÑO QUE ES ESA METRÓPOLIS MULTICULTURAL, DIOR MAGAZINE REGRESA A UN RELATO APASIONANTE QUE SE ACRECIENTA CONSTANTEMENTE.

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© FERNAND FONSSAGRIVES, CORTESÍA DE MIA FONSSAGRIVES-SOLOW.

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COLLECTION DIOR HÉRITAGE, PARÍS © CHRISTIAN DIOR.

Esta historia empezó en el corazón de París, en los salones del número 30 de la Avenue Montaigne, donde Christian Dior presentó su primera colección el 12 de febrero de 1947. Las creaciones que pudieron verse ese día contenían la esencia de una feminidad revolucionaria, como el conjunto New York, cuyas líneas puras parecen concentrar el aire contemporáneo de la ciudad que nunca duerme.

Al terminar el desfile, seducida por aquella modernidad que bien podía ser un manifiesto, la redactora en jefe de la revista Harper’s Bazaar, Carmel Snow, exclamó: «Esto es toda una revolución, querido Christian. Tus vestidos son maravillosos, ¡tienen un verdadero new look!». Así quedó establecida, para el mundo y con el nombre de New Look, la silueta Dior, que a partir de ese momento se convirtió en el símbolo de una nueva visión de las mujeres, de un nuevo impulso vital.

En la otra orilla del Atlántico el éxito fue inmediato. El 7 de septiembre de 1947, pocos meses después de su triunfo en París, Christian Dior fue galardonado con el Premio Neiman Marcus al Servicio Distinguido en el Campo de la Moda. El modista, que hasta entonces nunca había cruzado el charco, se embarcó en el Queen Elizabeth rumbo a Nueva York para ir después a Dallas y continuar un periplo que le llevó también a Los Ángeles, San Francisco, Chicago, Washington y Boston, inagotables fuentes de inspiración. Sus modelos Texas, Chicago, Los Angeles, San Francisco, Arizona o Mystère de New York son realmente una invitación a la evasión.

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© Bettmann/Getty Images

El esplendor estadounidense cautivó a Christian Dior, pero la ciudad con la que estableció un vínculo especial fue Nueva York, «uno de los centros del mundo», en sus propias palabras. En 1947, cuando vio por primera vez la célebre skyline de Manhattan, se rindió al encanto de su efervescencia, su grandeza, su arquitectura y su riqueza cosmopolita. Así lo plasmó en sus memorias: «A tantas preguntas como me había hecho, Nueva York iba a darme la más elocuente de las respuestas al surgir el quinto día, al amanecer, espléndida en la gloria de su veranillo indio. Mi entusiasmo no conocía límites; olvidé mi viejo continente. Pasé dos días en Nueva York constantemente encandilado». Esa megalópolis asombrosa y en constante movimiento fue el lugar que escogió para instalarse y desplegar la excelencia de la costura parisina, adaptada a los anhelos y al estilo de las ciudadanas estadounidenses. En octubre de 1948 la formidable afinidad entre Dior y la ciudad cristalizó con el lanzamiento de la filial Christian Dior New York en la esquina entre la Quinta Avenida y la calle 57.

Un público selecto —principalmente profesionales— asistía dos veces al año a la presentación de colecciones exclusivas. Las fragancias y el maquillaje de la Maison también viajaron, y el perfume Diorama se ofreció en primicia en Estados Unidos un año antes de que se comercializara en Francia. Año tras año, el modista atravesó el Atlántico para visitar Nueva York, ciudad escogida que llegó a conocer muy bien: «Nueva York me ha llegado a resultar tan familiar como París», afirmó. En marzo de 1957, la mítica revista Time le dedicó su codiciada portada, sellando así para la historia una inconmensurable pasión.

El año 1971 marcó un nuevo hito con la inauguración de la primera tienda Dior en Estados Unidos, en Saks Fifth Avenue, donde se ofrecían más de sesenta modelos de prêt-à-porter y Alta Costura. En 2023, para las fiestas de Fin de Año, la Maison creó Dior’s Carousel of Dreams at Saks, una espectacular puesta en escena que realzó la fachada y todos los escaparates del icónico edificio de la Quinta Avenida. Fue un proyecto de una amplitud sin igual, una demostración magistral e impactante de los vínculos fundacionales existentes entre Dior y esos grandes almacenes.

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© Laziz Hamani

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© Laziz Hamani

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© LAURA SCIACOVELLI

La intensa complicidad con la trepidante Gran Manzana se ha mantenido desde 1947 hasta nuestros días a medida que se sucedían grandes acontecimientos. En 1996, la Maison celebró su 50.º aniversario con una retrospectiva en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Una suntuosa cena de gala y un baile, con Lady Diana como invitada de honor, fueron el preámbulo a la inauguración. Aquella noche, la princesa de Gales lució un vestido de raso azul noche adornado con encaje negro de Alta Costura de Dior. En 2006 y 2008 se presentaron, también en Nueva York, las colecciones crucero de Dior 2007 y 2009.

Entre 2012 y 2022 Dior fue el principal mecenas de la Gala Internacional del Guggenheim; esa unión de larga duración subrayó no solo la admiración que Christian Dior sentía por los artistas, sino también su fascinación por la ciudad. En 2014 Raf Simons escogió Brooklyn para presentar los modelos de su línea crucero de Dior 2015. Por su parte, en su voluntad de perpetuar las amistades con los artistas, Kim Jones invitó para su desfile de la colección verano 2019 al neoyorquino KAWS para diseñar la escenografía, desvelando para la ocasión una estatua colosal con los rasgos de su figura emblemática, BFF.

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© LAURA SCIACOVELLI, COLECCIÓN DIOR HÉRITAGE, PARÍS; © CHRISTIAN DIOR.

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© LAURA SCIACOVELLI

En 2019 Maria Grazia Chiuri inició un diálogo creativo con Judy Chicago, reconocida figura del arte feminista norteamericano. Su obra monumental, The Dinner Party, creada en los años setenta, es una de las piezas más destacadas del Museo de Brooklyn de Nueva York. En esa misma institución tuvo lugar en 2021, en otro capítulo de una odisea única, la exposición Christian Dior: Designer of Dreams. En 2023 la Maison se convirtió en socia privilegiada del Baile de los Artistas de Brooklyn, que tiene lugar anualmente en sus salas con el objetivo de recaudar fondos para apoyar los programas de educación y sensibilización al arte del museo. En esta ocasión la Maison trabajó con la artista Mickalene Thomas –con quien ya había colaborado para la línea crucero de Dior 2020– poniendo a su cargo la escenografía del acontecimiento.

Este recuento fantástico prosigue con un nuevo capítulo que se inicia ahora. Para la colección de otoño 2024, Dior rinde un homenaje sin precedentes a esta ciudad en la que todo es posible, y ha elegido al Museo de Brooklyn como destino de ensueño. Se trata de una alianza altamente simbólica, a través del prisma del encuentro entre culturas y de la libertad, entre dos ciudades, París y Nueva York*, que son capitales de la moda y albergan mundos.

* Para Maria Grazia Chiuri, Marlene Dietrich, ferviente seguidora de la moda de Dior, encarna esa formidable dualidad cultural entre París y Nueva York.

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