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© Sunset Boulevard/Getty Images

no dior,
no DIETRICH!

DE LA GRAN PANTALLA A LA ALFOMBRA ROJA, LAS CREACIONES DIOR HAN VESTIDO A LAS ARTISTAS MÁS CÉLEBRES. MARLENE DIETRICH FUE UNA DE ELLAS. LUCES, CÁMARA Y ACCIÓN PARA UNA INMERSIÓN EN EL VÍNCULO IMPERECEDERO ENTRE DIOR Y LA DIOSA DEL SÉPTIMO ARTE.

«No Dior, no Dietrich!». Así de tajante se mostró Marlene Dietrich en 1950 ante Alfred Hitchcock cuando aún no se había empezado a rodar Pánico en la escena, largometraje también conocido en algunos países con el título de Desesperación. Jean Cocteau fue el encargado de hacer las presentaciones entre el modista y la estrella; esta se convirtió en su ferviente y fiel amiga e impuso, por contrato y para las necesidades de su papel en el filme, que su vestuario tenía que ser de Dior. Consiguió salirse con la suya pese a la oposición del director y de la productora. ¿Qué mejor prueba que ese pulso del cual salió vencedora para que se haga patente la apasionada e indefectible complicidad entre la artista y la Maison desde sus orígenes?

El 12 de febrero de 1947, en el desfile inaugural e histórico de Christian Dior, Marlene Dietrich fue una de las invitadas que tuvo el privilegio de descubrir en primicia el indispensable New Look. El amor surgió a primera vista. Dietrich amoldó el refinamiento de Dior a su estilo único, atemporal y atrevido. Misteriosa y resplandeciente, se atrevía con toda suerte de contrastes, pasando con soltura de un traje sastre masculino o un uniforme militar a los vestidos más sofisticados. Monsieur Dior también adaptó siluetas a los deseos de su amiga y llegó incluso a integrar un liguero en el vestido Précieuse, de la línea H.

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© Association Willy Maywald/ADAGP, París, 2024

En 1951, Marlene Dietrich fue la encargada de entregar el Óscar a la mejor película extranjera, y lo hizo con un vestido entallado rebordado negro de Dior que dejaba entrever sus piernas, quintaesencia del glamour. Perfumada con Diorama, Marlene resultaba fascinante y maravillaba; años después se convirtió en una de las figuras inspiradoras de John Galliano, que le dedicó muchas de sus creaciones para Dior.

Maria Grazia Chiuri perpetúa esa admiración, y ha traspuesto su estilo de garçonne y su presencia fantasmagórica a una selección de estilos para la colección de otoño 2024 de Dior, en la que además rinde homenaje a los lazos entre París y Nueva York, dos capitales fundamentales de la moda. Los trajes masculinos de Marlene Dietrich, que en su día fueron una insinuación de escándalo y un canto a la libertad, son hoy una fuente de inspiración inagotable para la Directora Creativa, que ve en ellos un símbolo de reafirmación personal: la capacidad de cualquier mujer para vestirse como desee con, por ejemplo, una corbata o un chaquetón sin mangas. Esta actitud singular se mofa de los códigos y de los géneros y es la expresión máxima de la elegancia.

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